Siempre joven

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viernes, 1 de octubre de 2010

¿Jugamos?



Como dos niños pequeños, ¿jugamos?, es muy fácil, te explico.
Yo tengo un corazón y te lo paso a ti. Juntos tenemos que hacer que crezca, ¿sabes cómo? con confianza, alegría e ilusión. Cuando el corazón tenga un tamaño considerable, tenemos que colorearlo rojo, muy rojo, ¿sabes cómo? con caricias, abrazos, besos. Llegado a este punto solo tenemos que pasárnoslo sin que toque el suelo. Cada vez habrá más distancia entre nosotros, así cada vez será más difícil cogerlo, ¿Qué sucede si toca el suelo y se rompe? Que duele.

Dejaré de pensar las cosas mil veces, lo que tenga que ser será, y no sucederá de otra forma.
La vida no espera, ni los minutos, ni los segundos se paran por ti, sigues su ritmo o te quedas atrás, yo además de seguir su ritmo, disfrutaré de cada minuto de ese reloj que nunca descansa, porque la vida esta para eso, para pasárselo de puta madre.

¿Queríais una historia de amor?

Aquí tienes una historia de amor, os dije que no iba a ser bonita, el amor es un asunto feo y terrible que practican los necios. Os destrozará el corazón y os dejará desangrados, ¿y que habréis conseguido al final? Sólo unos cuantos recuerdos increíbles que no os quitaréis de encima jamás. Y cuando digo jamás significa, que después de un año, de dos y de tres...sigue ahí

La puta realidad.

Deseé...

Todo lo que sucediera a mi alrededor me daba igual, solo me importaba estar junto a él.
En aquel rincón me abrazó. Sentí su mirada penetrante. Se acercó nuevamente hacia mí, y con una voz suave me susurro " te quiero" al oído.
Fue besándome las mejillas hasta casi llegar a mis labios. Me miró a los ojos y me besó. En ese momento sentí algo verdaderamente bonito, algo que no se puede explicar con palabras...
Ese beso fue único e inolvidable, pero supongo que el primer beso nunca se olvida, permanece en tu mente como un precioso recuerdo casi imposible de borrar.
Fue un beso apasionado, sus labios contra los míos y las manos entrelazadas en mi cintura. Primero con timidez, con abierta osadía más tarde, las lenguas cruzaron la frontera de los dientes. Mientras el besaba mis labios, yo saboreaba su boca. Le estreché entre mis brazos y deseé que ese momento nunca terminara...